La
preparación de las lecciones.
Por Alejandro Valdés
Hernández.
Janet Viveros
Contreras
Reina Abigail
Hernández Hernández
Tijerina Buenaventura nos dice
que, la enseñanza se realiza por medio de lecciones; pero no cualquier lección,
son lecciones planeadas de antemano y que responden a distintos elementos y
circunstancias. Ya lo decía aquel famoso maestro, Juan Amós Comenio, que un
elemento importante para cualquier clase era la preparación; o como decía
Rébsamen, no podemos llegar a improvisar en una clase, debemos de planear con
antelación.
La
planeación será considerada como el trabajo que se va a desarrollar durante el
proceso sistemático de la obra educativa, mostrando las etapas de actividad que
efectuarán los alumnos guiados por el maestro. Estableciéndose armonía y
coherencia entre cada uno de sus elementos, y siendo susceptible de
modificaciones, preservando el carácter activo de la enseñanza e instituyéndola
como un proceso que se logrará con la cooperación de los actores del ámbito
escolar (maestro y alumnos).
El plan preparado de antemano es
un elemento imprescindible para el éxito de nuestra labor, preparar nuestra
clase requiere de la preparación científica y metodológica, así como también el
empeño y esfuerzo de nosotros para lograrlo. Nuestro deber será el de conocer
el tema, el asunto, la extensión, la intensidad, el alcance e incluso la
relación o los vínculos que se establecen con otras asignaturas. En caso de que
nos confiemos a nuestro conocimiento o experiencia corremos el riesgo de
fracasar, ya que podemos titubear, perder el tiempo, y pues los niños lo notan,
y si la situación es repetitiva, ellos empiezan a perder la simpatía hacia
nosotros y el interés por lo que le presentemos.
Sería ridículo que un maestro
fuese a dar clase acerca de un tema que no conoce, ¿o no lo creen así? Es
lógico que al elegir el tema también debemos conocerlo: su asunto, ideas
principales, propósitos, extensión, intensidad, alcance, etc. Y nuestra
elección se verá determinada por los programas, la importancia, e
inevitablemente, el tiempo. Además se requiere un esfuerzo de investigación
acerca del tema y así dominar el tema y poder resolver las dudas que se
presenten sin correr el riesgo de dar una noción errónea del tema.
Es importante empezar por seleccionar
el tema, cumpliendo con dos requisitos: a) Extensión apropiada; y, b) Debida
intensidad. Es necesario, dosificar debidamente los asuntos históricos que van
a tratarse en cada clase, haciendo desde el principio del año una subdivisión
de la materia, tomando en cuenta el número de clases. En cuanto a la
intensidad, esta dependerá del grado de evolución de los niños. Para lo cual es
preciso conocer sus condiciones psicológicas, de la evolución y capacidad
mental media del grupo y también los gustos e intereses.
Si son de primer ciclo pues es
factible usar un método anecdótico y analítico rudimentario, con una forma
expositiva dialogada y utilizando cuentos como procedimientos. A diferencia del
último ciclo en el que se hace uso de un método deductivo, con formas oral y
escritas y como procedimiento, la observación libre, la expresión de criterios
y la identificación de relaciones.
Por medio de la reflexión
profunda puede el maestro elegir temas fuertemente educativos y desechar los
que no conduzcan a este fin. Además, es menester que el niño tome parte activa
en la enseñanza y comprobar continuamente que asimila el tema.
Según Tijerina, la planeación
está integrada por tres fases. La primera conocida como exordio, principio,
motivación, que tiene como finalidad principal, señalar las actividades del
niño y del educador encaminadas a despertar en el infante la curiosidad, el
interés y la simpatía necesarios para adaptar su mente a recibir los nuevos
conocimientos y lograr que su atención no decaiga.
La segunda fase, se conoce con
los nombres de asociación, concepto, medio, etcétera. Nos dice que las
distintas partes del conocimiento deber ser presentadas en forma amena y
debidamente graduadas, conectándolas con las vivencias del alumno y haciendo
frecuentes referencias al tiempo presente, haciendo uso de estímulos y
materiales.
La tercera etapa, se conoce como
aplicación, comprobación, fin de clase, etc. Tiene como objetivos comprobar si
el nuevo conocimiento fue debidamente adquirido, así como hacer de él las
aplicaciones necesarias. Esta confirmación debe hacerla el niño por medio de la
expresión, que puede ser verbal, escrita o gráfica.
gracias, muy buena reflexion de la lectura.
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