Fundamentos de las relaciones con los compañeros.
Uno de los fines de la reforma del
sistema educativo en español es el de preparar a los estudiantes para
participar en la vida social y cultural. No obstante, no depende solamente de
una instrucción rigurosa y sabiamente planificada, sino también, de la posición
que cada uno ocupe en
el entramado social del grupo y del tipo de relaciones que establezca con los
compañeros. Una y otras van perfilando el estilo de interacción que finalmente
adoptará el niño.
Antes
de llegar a la escuela el niño tiene pocas posibilidades de establecer
relaciones con sus iguales. Sin embargo, se cuenta ya con un importante bagaje
de experiencias sociales y comunicativas provenientes de las interacciones
familiares. Los niños que han mantenido un vínculo de apego positivo y estable
en el seno familiar, son normalmente niños que demuestran una mayor competencia
social en sus relaciones con los compañeros de la misma edad.
Se
ha observado que un estilo paterno hostil e inconsistente se asocia normalmente
con incompetencia, mientras que uno autoritativo lo hace con destreza social.
La interacción de los niños con sus madres es predictiva del desarrollo de
competencias sociales en la interacción con los iguales.
Los
investigadores Dekovic y Janssens han planteado la necesidad de investigar el
eslabón que media entre la conducta parental y el estatus sociométrico de los
niños. Los resultados de su estudio indicaron que los padres de los niños
populares eran los que mostraban un estilo autoritativo-democrático cuando
interactuaban con sus hijos, usando indirectamente las estrategias de
persuasión verbal, y promoviendo un mayor apoyo, animo y refuerzo positivo. Por
su parte, los padres de niños rechazados en el aula mostraban un mayor uso del
estilo autoritario-restrictivo, tendiendo a un menor uso de las emociones
positivas y a un mayor uso de la crítica a la conducta y función de su hijo.
Cuando
los niños habían sufrido algún tipo de experiencia traumática en forma de malos
tratos, se fomentaron respuestas agresivas que son malas compañeras de la
competencia social. La variable con más peso en la predicción de la habilidad
social es la postura que la familia adopta respecto de la aprobación o no de la
agresividad como forma de relación con los demás.
El
ambiente escolar proporciona, al niño la oportunidad de poner en marcha aquello
que previamente ha aprendido en la familia. La escuela exige al niño una
adaptación de su repertorio conductual a las nuevas exigencias. Dicha
adaptación es además individual y por lo mismo una experiencia distinta para
cada niño.
Los
mecanismos de aprendizaje social que podemos encontrar en el aula, continúan
siendo semejantes a los de la familia :
todos son verdaderos electos de socialización que obligan a modificar roles y
estatus personales, y que terminan por asignar a cada niño una determinada
posición entre sus compañeros.
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