“Contenidos
Curriculares”.
Rosa María Torres nos explica que el lenguaje dentro del
sistema escolar experimenta una gran contradicción entre los objetivos que se
buscan alcanzar y la manera de enseñarlo. Ella nos comenta el porque considera
que el lenguaje es el gran incomprendido del sistema, el gran maltratado y el
gran reprimido.
La causa principal de esta problemática radica en una mala
concepción y manejo del lenguaje en todo el sistema. Hablamos de métodos,
procedimientos de enseñanza, organización escolar, currículo, formación docente
y concepción tradicionalista que va totalmente en contra de los propósitos
deseados, en este sentido nos hemos estancado en perjuicio de nosotros mismos.
La moderna lingüística aun no ha penetrado en el ámbito
educativo, limitando nuestra visión a un enfoque tradicionalista, segmentador y
parcial, el cual separa los componentes del lenguaje dándoles una importancia
desigual. Además, hace una separación entre la expresión y la comprensión,
asumiendo que son actividades completamente distintas, las cuales no tienen
relación. Por lo tanto, hace falta abrirse hacia una visión mas integral, y
modificando diversos aspectos del sistema.
Esta forma obsoleta de enseñar el lenguaje a dado como
resultado diversas dificultades y lo que es peor, repudio hacia las materias vinculadas
a las competencias lingüísticas. Además, no han propiciado el desarrollo de las
habilidades y destrezas del individuo; al contrario, han limitado la libre
expresión del mismo, olvidándola y concentrándose más en dar pura teoría
tediosa, aburrida y con poco sustento práctico. En sí, podemos hablar de un
maestro monopolista de la palabra, que todo lo corrige, obligando que se
escriba y hable correctamente, e inhibiendo la creatividad y libertad del
individuo.
Por otro lado, a pesar de que la escuela se concentra en
enseñar a leer y escribir (bajo el pretexto de que requiere una mayor
sistematización), se ha perdido su función social y ha cobrando autonomía,
utilizándose solo para fines internos de la instrucción escolar. También, se ha
desligado de la comprensión, provocando un proceso simple de codificación y
decodificación, el cual no lleva a extraer el significado de los textos. En
otras palabras, no estimula el desarrollo de capacidades para recibir,
interpretar, discriminar y juzgar información.
Las herramientas que se utilizan para enseñar a leer o
escribir, no son tampoco las adecuadas, ya que muchas no son aptas para el público
al que está dirigido. Este el caso de las lecturas de los libros de texto.
Es por lo anterior, que la escuela ha dejado de ser tan
funcional como era en un principio, el resultado es un crecimiento en el
analfabetismo funcional. De hecho, el niño antes de entrar a la escuela ya
posee conocimientos de su lengua, en ella solo, va a desarrollar esos
conocimientos y habilidades lingüísticas; situación que constantemente olvida
la escuela. Es más, el profesor no reconoce los usos de la lengua que traen los
alumnos, solo se limita a enseñar a leer y escribir, como si partiese de 0;
dejando además, en ultimo plano, la expresión oral.
La expresión oral se ha burocratizado; estimularla,
requiere de determinados conocimientos y técnicas...
La pregunta que surge, después de haber conocido la
problemática, es saber cómo resolverla. Y pues, antes que nada, debemos de
cambiar nuestra forma de pensar, abrir nuestra mente, para poder extender
nuestros horizontes. Debemos, además unificar los contenidos o componentes del
lenguaje, ya que todos tienen relación entre sí e inciden unos sobre otros.
Posteriormente, sería necesario responsabilizarnos y responsabilizar a los
demás; de esta manera, se buscara vincular, no solo las asignaturas sino
también los diferentes grados escolares y contextos.
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