Crecimiento.
Crecimiento Físico del Niño.
Para tener una visión cabal del niño y de la manera
en que se desarrolla es necesario analizar los cambios normativos que se
producen en el crecimiento e interpretar el status físico individual.
El tratamiento normativo de los datos
sobre el crecimiento físico revela la existencia de muchas uniformidades por
nivel de edad, así como el carácter ordenado del crecimiento, que experimenta
cambios predecibles para cada nivel cronológico, en varios aspectos evolutivos
de índole cualitativa, cuantitativa y secuencial.
La tasa de crecimiento del niño en relación con la
de sus pares tiende a permanecer relativamente constante hasta la adolescencia.
Para apreciar la posición en que se
halla el crecimiento físico de un niño determinado disponemos de dos métodos
que se complementan entre sí. Podemos ya sea compararlo con el individuo
promedio de su misma edad y sexo, o bien utilizarlo a él mismo como único
patrón de medida, relacionando la posición que se ha alcanzado con su propio
status terminal (adulto).
Se han creado técnicas modernas, como
la cuadrícula de Wetzel y los monogramas de Massler, que identifican las
variables más significativas que afectan el status de una función particular,
dividen a la población infantil en diversos subgrupos sobre la base de su
posición respecto a esas variables y estiman en forma secuencial el crecimiento
de un niño en particular en función del subgrupo al que pertenece.
Dimensiones de Crecimiento.
El cuerpo no crece como un todo y en
todas las direcciones a la vez. Para comparar el crecimiento relativo de los diversos sistemas orgánicos, resulta
útil la clasificación de Scammon que establece cuatro categorías principales en
cuanto a sus tendencias evolutivas: neural, linfoide, general (esquelética y
visceral) y genital. El desarrollo neural es el mas rápido: el 80% se completa
en los cuatro años haciéndose mucho mas lento de allí en adelante. El
crecimiento de los tejidos linfoides alcanza el nivel adulto a los seis años,
los duplica a los doce y luego declina a la madurez. El desarrollo genital es
insignificante entre el nacimiento y la pubertad. El crecimiento de sistema
esquelético está marcado por dos aceleraciones, una durante la primera infancia
y otra inmediatamente antes de la pubertad, cada una de las cuales da lugar a
un posterior período de desaceleración. El crecimiento de los órganos
respiratorios y vasculares tienden a corresponderse con el de los tejidos óseos
y musculares.
El índice de madurez del esqueleto
está afectado por factores hereditarios y se relaciona positivamente con la
posición social. Las niñas son persistentemente más maduras en cuanto al
desarrollo de su estructura ósea.
El hecho de que la maduración del
esqueleto sea sensible a los factores sociales, culturales y regionales justifica
la posibilidad de compilar curvas de crecimiento separadas para los distintos
grupos. Las mediciones de la edad son más precisas para predecir el status
adulto que la edad cronológica.
El grado de madurez anatómica y
fisiológica está representado por la medida en que la posición alcanzada es una
estructura o una función determinada se aproxima al nivel adulto. En
consecuencia, el grado de madurez física se puede expresar en función del
status puberal de la madurez del esqueleto, del porcentaje de la estatura
adulta o del nivel de crecimiento evolutivo alcanzado a una edad determinada.
La medida de la edad evolutiva que más
se emplea es la edad del esqueleto o de los huesos, y se obtiene mediante la
radiografía póstero-anterior de la mano.
Aumento de Estatura.
El aumento de estatura no se
distribuye con uniformidad durante el periodo de aproximadamente veinte años en
el que se produce. Tras un intervalo de crecimiento rápido en los dos primeros,
los incrementos anuales de la estatura son pequeños y relativamente constantes
hasta que se produce la siguiente aceleración del crecimiento, en la
preadolescencia y a comienzos de la adolescencia.
La estatura es un ejemplo típico de un
rasgo ontogénico normalmente distribuido y poligenicamente determinado, en el
cual las influencias génicas ocasionan la mayor parte de la variabilidad
fenotípica. La influencia de los factores génicos se canaliza a través de la
secreción de cantidades diferenciales de hormonas de crecimiento, de tiroxina y
de hormonas sexuales, así como por medio de la susceptibilidad diferencial de
los tejidos esqueléticos al estimulo de estas hormonas.
Dado que la estatura es un rasgo
determinado poligenicamente, es susceptible a la influencia de los factores
ambientales. La nutrición suficiente desempeña un papel importante. Los
factores alimenticios también pueden explicar la relación positiva que existe
entre la estatura y la posición social.
Peso Corporal y Estado de Nutrición.
El peso físico del niño es un índice
de crecimiento que indica el estado de nutrición. El peso óptimo depende de la
edad, del sexo, del físico que se tenga y del estado puberal; se lo puede
calcular de manera muy conveniente empleando los monogramas de Massler. La
configuración general de la curva de crecimiento del peso guarda un estrecho
paralelo con la estatura, pero el ritmo de aumento es más rápido.
El peso es también un rasgo
normalmente distribuido y poligenicamente determinado, pero los factores
génicos son mucho menos predominantes que en el caso de la estatura. El peso
resulta mucho más influido por variables ambientales tales como el ejercicio
gimnástico, las enfermedades, la adaptación socioemocional y la nutrición.
La cuadricula de Wetzel es una técnica
útil para apreciar la adecuación del incremento del peso de un niño en relación
con su estatura y con su físico. Indica el ritmo y la persistencia del
crecimiento, el grado de madurez alcanzado y las desviaciones del patrón
esperado. Sin embargo, no indica por sí misma el origen del desorden ni las contribuciones
relativas de los tejidos grasos, óseos, musculares y subcutáneos al incremento
del peso físico.
La Imagen Corporal.
La imagen corporal es la
representación mental que cada individuo tiene de su propia apariencia en el
espacio. Comprende factores tales como la estatura, el peso, la estructura
corporal y el aspecto facial. Durante la mayoría de los periodos la imagen
corporal cambia imperceptiblemente porque el propio cuerpo se altera de igual
manera. Pero durante la adolescencia es necesario hacer una reestructuración
consciente y global de la imagen corporal a fin de asumir los cambios drásticos
que tienen lugar en el tamaño, en las proporciones del cuerpo, en las
características sexuales primarias y secundarias y en la apariencia facial.
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