Saturday, May 18, 2013

El concepto de habilidad social y su medición en el aula: las técnicas sociométricas.


El concepto de habilidad social y su medición en el aula: las técnicas sociométricas.


El término de habilidades sociales aparece en los años 70 como sinónimo de asertividad. Inicialmente se desarrolló en el terreno de los trastornos psicopatológicos de sujetos adultos. Después su definición se modifico y se incorporo a los campos de la psicología infantil, la psicología escolar y la educación especial, entre otros.

No podemos definir con exactitud lo que hoy se entiende por habilidad social. Dodge ofrece un modelo global e integrador de las distintas definiciones y concepciones al respecto. En otras ocasiones, el problema de la definición intenta resolverse por medio de:
·         Las técnicas sociométricas, se asimila competencia social a popularidad. Sin embargo, los juicios sociométricos carecen de poder para la explicación causal de la competencia.
·         Juicios de adultos significativos (padres o profesores). Hay que señalar que en este caso no siempre existe una correlación aceptable entre las diferentes estimaciones.
·         Un enfoque  funcional, se puede ultimar en el análisis de la frecuencia y calidad de las interacciones observadas. Este procedimiento también ofrece dificultades dignas de mención, puesto que los indicadores que deben de observarse varían considerablemente desde el punto de vista evolutivo. Es necesario que el análisis funcional sea complementado con un enfoque más comprensivo que tenga en cuenta no solamente las acciones que realizan los individuos sino también su comportamiento cognitivo y estratégico.
·         La comparación entre sujetos “expertos” y “noveles”. se trata de responder a la siguiente cuestión: ¿Qué tipo de conductas son las que se llevan a cabo los niños competentes y que sin embargo no encontramos entre los incompetentes?

Coie y Dodge han intentado elaborar una taxonomía de tareas sociales para especificar lo que significa una actuación social competente. Dicho análisis revelo la existencia de seis factores que reflejaban habilidades para:
a)      Iniciar la entrada en un grupo;
b)      Responder a las propias equivocaciones;
c)      Responder a los éxitos personales;
d)     Responder a las normas grupales;
e)      Responder a las expectativas del grupo; y
f)       Responder a las expectativas de padres y maestros.

Ellos encontraron también que, no existía un perfil global y único de competencia o incompetencia social sino un variado número de patrones diferenciales según fueran las características personales y las diferentes situaciones a las que el sujeto tenía que enfrentarse.

            Meichenbaum define la respuesta social competente como aquella que resulta apropiada para un individuo concreto en una situación particular, y que se caracteriza por tener un componente socio-ambiental (efectividad para conseguir los objetivos propuestos y mantener relaciones con los demás) y otro personal (efectividad para mantener la propia autoestima).

En conclusión, las relaciones sociales de la infancia son un hecho que surge como una faceta evolutiva conectada longitudinalmente a las relaciones afectivas y comunicativas previas en la familia, y transversalmente al conocimiento social y de sí mismos que es propio de cada edad.

Los mecanismos por los cuales ejercen influencia los iguales son básicamente los mismos que los utilizados por los adultos. Las interacciones escolares no sólo son importantes para el presente del niño, sino además para su desarrollo posterior.

En este sentido, podemos definir la destreza social como la capacidad de estudiar el contexto y de saber cuándo y cómo funciona, conociendo además las exigencias que plantea cada caso.

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