Cómo
leer en voz alta.
Por
Alejandro Valdés Hernández.
Es una tarea fundamental contribuir a la
formación de niños lectores por placer y no por obligación.
Dicen que de la vista nace el amor,
nosotros hemos comprobado que también del oído nace el amor… por los libros.
Promovamos la imaginación de los niños mediante la narración o lectura de
nuestra parte, que además les brindara un ejemplo de lectura en voz alta. La
lectura por gusto se contagia con el ejemplo; hay que leer con la gente que uno
quiere y aprecia, en voz alta, por el puro placer de hacerlo.
Cuando lees en voz alta, compartes con los demás
el texto por medio de tu voz. Si tu lectura es buena, quienes te escuchen se
interesaran por lo que dices; de lo contrario, te prestarán poca atención. Además,
reforzara los lazos de afecto e interés. Tendrá una actividad intima y amistosa
con ellos, en otras palabras tendrá un poderoso instrumento para reforzar la
unidad de su familia o de su grupo.
Es mas conviene que los niños pequeños se
acostumbren a escuchar la voz de los padres y maestros, pues así desarrollaran
una actitud positiva hacia los libros. Asocian la lectura con un momento de
calma y seguridad en que se encuentran rodeados de cariño y atención. La
lectura en voz alta puede ser una forma de caricia y de arrullo.
Procura hacer lo siguiente:
Para leer con nuestros hijos o alumnos, es
importante que nosotros mismos seamos lectores, que estemos interesados en
comunicar su gusto por la lectura, y dispuestos a dedicar ganas y tiempo a esta
actividad. Ahora, si usted no es un lector, no se preocupe, aun puede hacer una
gran labor con sus hijos y una buena lectura en voz alta, solo que tendrá que
trabajar intensamente para hacerse mejor lector y contagiar a su hijo. Deberá
leer todos los días y buscar que sus lecturas sean cada vez de mejor calidad, y
sobretodo que sean placenteras.
Selecciona previamente el texto, procurando
que sea interesante para ellos. Si un libro le aburre a usted, lo más probable
es que fastidie también a los niños, si es así ¡déjelo! y consiga otro. Intente
comenzar con textos sencillos y poco a poco, a medida que van haciendo más
lecturas, busquen textos más complicados.
Lee el texto en silencio varias veces hasta
que lo entiendas y fíjate qué tipo de texto es, porque de ello dependerá la
forma en que debes leerlo.
El tiempo de la lectura en voz alta puede
variar dependiendo de las características y circunstancias, pero es aconsejable
que por lo menos sean 15 minutos todos los días y poco a poco se vaya
aumentando el tiempo. Trate de establecer un momento fijo para la lectura en
voz alta, así además de crear el hábito, el tiempo de lectura se irá convirtiendo
en un momento especial, previsible y esperado.
Concéntrate en lo que dice el texto.
Pronuncia claramente todas las palabras.
Respeta la puntuación y haz cambios de
entonación para marcar las distintas emociones que expresó quien escribió el
texto (tristeza, alegría, enojo, sorpresa, etc.)
Dramatiza un poquito los diálogos. Apóyate
en movimientos de tu cuerpo y gestos del rostro para dar mayor énfasis, pero
sin exagerar. Sintamos la lectura y sobretodo, démosle vida y contagiemos a
nuestros “pequeños”.
Cuida que tu voz sea escuchada por todos,
de manera que no sea tan fuerte que moleste, ni tan baja que no se oiga.
Lee a una velocidad adecuada. Si lees muy rápido,
quienes te escuchan no podrán entenderte; si lees muy lento, quizás se aburran.
Cuando el texto lo facilite, haga
participar a los niños, ya sea haciéndolo experimentar como si ellos fueran los
personajes o deteniéndonos en algún punto clave y preguntarles: ¿ahora qué
pasará?, si fueras tú, ¿qué harías a continuación? Puedes mostrar las
ilustraciones y que ellos anticipen el contenido del texto.
En la medida de lo posible, señala con el
dedo cada palabra que vaya leyendo. Los niños descubrirán que no solo las
ilustraciones son importantes.
Puedes también, leer fragmentos a tus hijos
o alumnos, y luego dejar que ellos terminen por su cuenta.
Aprendan a hablar y a escribir sobre lo que
escuchan y lo que leen. Responda con buen ánimo y detalladamente toda pregunta
que suscite la lectura.
No presiones a los niños ni les pidas que
estén quietos o callados; permíteles reaccionar a la lectura, permíteles expresarse,
déjalos hablar y escribir durante la lectura. El arte de escuchar y de
comprender lo que se escucha se desarrolla con el tiempo y el contacto
constante. No esperes resultados de un día para otro.
Ahora, aprovecha cualquier oportunidad para
leerles, mientras esperan el autobús, o cuando están en una fila.
La finalidad última de la lectura en voz
alta es formar buenos lectores que lean libros por su cuenta. Serán nuestras
actitudes y las actividades agradables las que acercaran al niño a la lectura.
De ahí la importancia de crear un clima de confianza, libertad y tranquilidad
en torno a la lectura, evitando caer en la tentación de obligarlo a leer o
motivarlo mediante la obtención de buenas calificaciones.
Posteriormente, ayúdeles a que ellos mismos
encuentren lecturas a su alcance, presénteles toda la gama de textos literarios
que hay, los cuales tengan interés y sentido para ellos. Leer es un modo de
madurar fisiológicamente y culturalmente, y solo se aprende a leer leyendo.
Por ultimo, recuerde que un buen lector es
aquel que lee constantemente por el placer de hacerlo hasta el fin de su vida,
y que por ende, se está superándose con el tiempo, siendo capaz de leer
materiales cada vez más complejos y de mayor calidad. Por lo mismo, tenga presente
que siempre se puede ser mejor lector.
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